El cortometraje es una obra de creación colectiva dirigida entre veinte artistas jóvenes vascos, bajo la coordinación de Bego Vicario. Al distribuirse entre todos los artistas las estrofas y las transiciones entre ellas, el film recoge piezas realizadas con técnicas de lo más variadas. Gracias a la música y al ritmo de las coplas, se logra una unidad formal y narrativa muy sugerente, que da una nueva fuerza y profundidad a los versos.