Arantxa Echevarría: «El cine es la forma más rápida de culturizar, es una herramienta de visibilización y normalización que nos da poder para movilizar»

Arantxa Echevarría: «El cine es la forma más rápida de culturizar, es una herramienta de visibilización y normalización que nos da poder para movilizar»
La directora bilbaína, ganadora del Goya a Mejor Dirección Novel en la última edición de los premios, recoge en la 32 Semana de Cine de Medina del Campo el Roel de Directora del Siglo XXI, con el que refuerza su idilio con el festival, que la ha visto crecer como cineasta a través de sus cortometrajes: «Todo lo vivido aquí ha sido la reafirmación de que lo que hago está bien».

Carmen y Lola, su debut en el largometraje, narra la historia de amor entre dos mujeres de etnia gitana, una película que refleja el interés de Echevarría por el cine social. Tardó seis años en sacar este proyecto adelante, en parte, «por una cuestión de sexo: aunque hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, nuestra línea de salida está 40 metros más atrás».


Domingo, 10 de marzo

«No os imagináis la ilusión que me hace este premio». Han sido las primeras palabras de Arantxa Echevarría al regresar hoy domingo a la que siempre ha sido su casa, la Semana de Cine de Medina del Campo, para recoger el Roel de Directora del Siglo XXI en la trigésimo segunda edición de la cita cinematográfica, que la ha visto crecer como cineasta a través de sus cortometrajes. Emiliano Allende, director del certamen medinense, ha asegurado que «es un goce, una satisfacción» hacerle entrega de este reconocimiento, con el que el festival aplaude su trayectoria hasta la fecha y le lanza un guante para lo que está por venir.

«Tenemos tus huellas repartidas por Medina del Campo», le ha dicho Allende, al recordar que aquí presentó su primer cortometraje, Panchito, en 2010. «Fue uno de los momentos más emotivos de mi vida», ha asegurado Echevarría. Llegarían después De noche y de pronto (2013), Yo, presidenta (ganador del certamen de proyectos en 2014 y estrenado en Medina un año después) y El último bus (2016). En total, Echevarría ha dirigido ocho cortometrajes. «Para mí, el de Medina es mucho más que un festival de cine. Que te apoyen aquí te anima a seguir haciendo cortos, y sin los cortos no podemos llegar a hacer largos, aunque eso no implica que sea un formato menor», ha apuntado. «Aquí se han creado muchos directores del siglo XXI», ha añadido, «yo le debo Carmen y Lola a la Semana de Cine de Medina del Campo, todo lo vivido aquí ha sido la reafirmación de que lo que hago está bien».

Carmen y Lola, que narra el romance entre dos adolescentes gitanas, ha sido su debut en el largometraje, un proyecto que tardó seis años en levantar y que comenzó su exitosa andadura en mayo de 2018 en Cannes, que acogió su estreno mundial. La bilbaína se convertía en la primera directora española en ser seleccionada para participar en la Quincena de Realizadores del prestigioso certamen. «Esta película ha sido un milagro, porque era de riesgo, y tuvimos un presupuesto muy bajo», ha señalado Echevarría, que contó con pocos apoyos para sacar adelante el filme, lo que, en contraposición, le ha permitido total libertad creativa. De ella espera disfrutar también en futuros proyectos: «Si me pisas, si me cortas, la película que haga va a ser un producto más, no va a ser una película de autor, con la mirada de Arantxa Echevarría».

Ha reconocido que el proceso para sacar adelante Carmen y Lola fue largo por muchas razones, entre ellas, «el pudor», porque «una película implica el esfuerzo de mucha gente, a la que tienes que transmitir algo que tienes muy dentro de ti». «Pero también fue difícil por una cuestión de sexo, sin duda», ha afirmado, «porque aunque hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, nuestra línea de salida está 40 metros más atrás». «Carmen y Lola me ha servido a mí para ponerme bajo el foco, pero hay muchas mujeres haciendo cine a las que no se conoce», ha recordado. La película le dio el Goya a Mejor Dirección Novel en la reciente última edición de los premios, una categoría en la que, por primera vez, había más mujeres candidatas (Andrea Jaurrieta, Celia Rico y Echevarría) que hombres (los hermanos Alenda). «No ha sido casual, esto es fruto de una discriminación positiva que necesitamos hasta que la situación se normalice, porque el Ministerio de Cultura otorgó ayudas a las productoras que apoyasen proyectos firmados por mujeres», ha expuesto, «y estas políticas no son exclusivas, como dicen algunos, sino todo lo contrario: inclusivas».

Sobre Carmen y Lola, y el deseo de seguir haciendo películas con tintes sociales, ha comentado también que «el cine es la forma más rápida de culturizar, es una herramienta de visibilización y normalización, no solo política, que nos da poder para movilizar». «Quería que Carmen y Lola fuera una trampa mortal para poner un cebo en los corazones», ha explicado, «que personas que rechazan historias como esta vean la película y entiendan que este es un amor limpio, puro, y olviden que son dos mujeres, dos gitanas». La cinta se estrenó en Francia en noviembre de 2018 «con el doble de copias que en España», y ha llegado también a Italia, Alemania, Holanda y Australia, entre otros países. «Está película me está sobrepasando, tiene mucha vida», ha dicho Echevarría, que la ha llevado también hasta el Festival Internacional de Cine de Palm Springs, en California, que califica para los Oscar, donde se coronó como Mejor Película Iberoamericana. 

A punto de firmar una serie, planea también su próximo largometraje, que girará en torno a la «segunda generación de inmigrantes chinos, ese sitio de nadie en el que niños nacidos en España no pueden comunicarse en castellano, en su idioma, con sus propios padres». Asegura que pronto volverá al formato más breve: «Yo quiero que en mi tumba ponga Arantxa Echevarría, cortometrajista, porque eso es lo que soy».