EUROPA ¿LA GRAN ILUSIÓN?
Europa siempre ha sido portador de los valores que han devuelto al mundo la esperanza en los peores momentos. Actualmente, las democracias liberales están atravesando una crisis de esos valores. Los mensajes populistas basados en el enfrentamiento, y los ataques a la legitimidad de las instituciones democráticas, están encontrando eco en muchos países. Para algunos, esta situación recuerda a la década de los años treinta del siglo pasado, cuando el fascismo estaba en auge en Europa, incluso dentro de los países desarrollados.
La semana de cine de Medina del Campo, fija su atención en este problema y propone un ciclo con la pregunta de si Europa es como pretendió Renoir en su filme pacifista, "La gran ilusión". Renoir subrayaba aquello que puede quebrarse entre las naciones, con la intención de contribuir a evitar el gran conflicto, cosa que desgraciadamente no sucedió. El filme fue presentado en el Festival de Venecia y fue censurado tanto por Mussolini como por Goebbels, quien lo declaró "el enemigo cinematográfico número uno". Fue el presidente Roosevelt quien la aclamó como la película que todos los demócratas deberían ver.
El ciclo continua con "La caída de los dioses" de Visconti, justo cuando se cumplen 50 años de su estreno. El título alude a la ópera de Wagner El ocaso de los dioses y aborda temas tratados en dicha ópera, como el incesto, la homosexualidad, la ambición desmedida del poder y la traición. La película narra algunos acontecimientos decisivos del auge del nazismo a través de una familia alemana dedicada a la industria de acero que comienza a hacer negocios con el Tercer Reich. La noche del incendio del Reichstag, y la noche de los cuchillos largos suceden en medio de un país donde se estaba gestando el mayor conflicto bélico de la historia moderna de occidente.
El ciclo se cierra con un viaje hipnótico a la Alemania devastada al finalizar la guerra. La película "Europa" de Lars Von Trier trata, en una primera lectura, temas como la muerte, la culpabilidad y el suicidio, pero sobre todo hunde sus raíces en esa atracción al vacío derivada de la falta de una identidad
que se esconde bajo el nombre de Europa.
